El comandante Cortina intentó también que Pardo Zancada no lo involucrase en la organización del 23f y le envió, a través del capitán Armada, pariente lejano del general, el mismo mensaje que enviara a Tejero por la esposa: le sería más útil si no era condenado. Sin embargo la defensa de los acusados se basaba en “la obediencia debida”, por lo que debían demostrar que el golpe había sido cosa del CESID, de Armada y del Rey. El fiscal creía en la culpabilidad del comandante Cortina y en el interrogatorio de la mañana del 22 de marzo de 1982 lo llevó contra las cuerdas.
La sesión se interrumpió para almorzar y Cortina hizo una llamada telefónica que oyeron el comandante Arribas, responsable del servicio de comedores, y el letrado Ángel López Montero, defensor de Tejero. Éste reveló treinta años después que Cortina decía al interlocutor: “Que no me jodan, que saco hasta lo de Carrero Blanco”.
En el interrogatorio de la tarde Cortina se mostró tan chulo que el presidente del tribunal tuvo que exigirle moderación en el tono. No fue llamado a declarar el capitán Camacho, del CESID, que recogiera pruebas de que el general Armada y el comandante Cortina organizaran el golpe y lo hizo saber al director, el coronel Calderón, que no quiso creerlo.O comandante Cortina tentou tamén que Pardo Zancada non o involucrase na organización do 23f e mandoulle, a través do capitán Armada, parente lonxano do xeneral, a mesma mensaxe que enviara a Tejero pola muller: seríalle máis útil se non era condenado. Porén, a defensa dos acusados baseábase “na obediencia debida”, polo que debían demostrar que o golpe fora cousa do CESID, de Armada e do Rei. Tamén o fiscal cría na culpabilidade do comandante Cortina e no interrogatorio da mañá do 22 de marzo de 1982 levouno contra as cordas.