
Las elecciones generales se celebraron el 28 de octubre de 1982, con resultados sorprendentes. Se sabía que los españoles estaban por el cambio y que el PSOE podría resultar el partido ganador, pero ninguna encuesta previó que obtuviese diez millones de votos, el 48% de los emitidos, que le permitieron ocupar 202 escaños de los 350 del Congreso. Se sabía que las crisis internas de la UCD y del PCE les supondrían la pérdida de confianza del electorado, pero las encuestas no anunciaron la debacle que llevó a la UCD a perder 155 escaños y quedar en 12; y al PCE a perder 19 y quedar en 4. Por el contrario, la nueva Alianza Popular, liderada por Fraga, obtuvo 105 escaños y pasó a ser el principal partido de la oposición. Los nacionalistas catalanes y vascos confirmaron los resultados anteriores. CIU obtuvo 12 diputados y el PNV 8.
Había preocupación por la reacción de los militares ante el triunfo socialista; incluso se temía otra intentona golpista. Sin embargo, Felipe González no tardó en ganarse su respeto al endurecer las medidas antiterroristas, elogiar públicamente a la Policía y a las Fuerzas Armadas, atender sus necesidades y nombrar ministro de Defensa a Narcís Serra, que nunca discriminó a los mandos franquistas y sí, con frecuencia, a los demócratas.