El día 8 de diciembre del año 1990 terminé esta caricatura de Paul McCartney, que había hecho por encargo de dos jóvenes médicos coruñeses, el ginecólogo Chema Ríos y el internista Santiago Casares, ambos forofos de los Beatles. Ingenuamente, querían utilizarla para llegar al admirado músico y compositor, y en abril de 1991 emprendieron la aventura.
Llegaron a Rye, en el sur-este de Inglaterra, donde Paul vivía, en una zona residencial de casas ajardinadas, y surgió el primer problema: los vecinos, aleccionados, se negaban a decirles cuál era la vivienda, y tuvieron que hacerse pasar por mensajeros de UPS para obtener la información. Entonces se enfrentaron al segundo problema: Paul no estaba en Rye, pero sí ellos, con un cuadro grande y pesado, y sin saber qué hacer con él.
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