Días antes del 23 f, el general Armada insistió en la necesidad de ser recibido por el Rey. Sabino se opuso con el argumento de que la agenda real estaba ocupada, pero don Juan Carlos propuso un cambio y recibió al general el día 13. Nadie sabe qué hablaron, pero cuando Armada fue juzgado como golpista solicitó a la Casa Real que, para defender su honor, se le permitiese comentar aquella conversación.Días antes do 23 f o xeneral Armada insistiu na necesidade de ser recibido polo Rei. Sabino opúñase co argumento de que a axenda estaba ocupada, pero don Juan Carlos propuxo un cambio e recibiu ao xeneral o día 13. Ninguén sabe que falaron, pero cando Armada foi xuzgado como golpista solicitou á Casa Real que, para defender a súa honra, se lle permitise comentar aquela conversa. Sabino se encargó de negarlo. Dispuso que un miembro de la Casa Real, Pablo Montesino-Espatero, duque de la Victoria, muy amigo de Armada, lo visitase y, de palabra, le dijese:
“El Rey dice que no te puede decir que si, sin saber qué vas a decir, ni decirte que no, porque entonces parece que estás ocultando algo que no se puede saber”.
Armada interpretó la respuesta como una negativa y, durante el juicio, centró su defensa en negar el encuentro con Tejero en un piso de la calle Juan Gris, de Madrid, donde, según el teniente coronel, le había dado instrucciones para la realización del golpe. También se presentó como el héroe moral que expuso la vida al acudir al Congreso y echó a perder su carrera militar al ofrecerse para presidir un gobierno de salvación nacional. Alguien tenía que sacrificarse y estuvo dispuesto a hacerlo él. Sabino encargouse de negarllo. Dispuxo que un membro da Casa Real, Pablo Montesino-Espatero, duque da Vitoria, moi amigo de Armada, o visitase e, de palabra, lle dixese:
“El Rey dice que no te puede decir que si, sin saber qué vas a decir, ni decirte que no, porque entonces parece que estás ocultando algo que no se puede saber”.
Armada interpretou a resposta como unha negativa e, durante o xuízo, centrou a súa defensa en negar o encontro con Tejero nun piso da rúa Juan Gris, de Madrid, onde, segundo o teniente coronel, lle dera instrucións para a realización do golpe. Tamén se presentou como o héroe moral que espuxo a vida ao acudir ao Congreso e botou a perder a súa carreira militar ao se ofrecer para presidir un goberno de salvación nacional. Alguén tiña que sacrificarse e estivo disposto a facelo el.